LAS
PALABRAS Y LAS COSAS
No esperaba el interés
que estos comentarios sobre las palabras han despertado en personas incluso ajenas
al mundo filosófico.
“Los
diez números y las veintidós letras, ese es el fundamento de las cosas”
Que las palabras sean el fundamento de las cosas,
parece un contrasentido al observador instalado en el mundo ordinario.
Hay que explicar lo que
entiendo por “cosa”. Contra lo que
probablemente piensa el crítico, “cosa” no es algo desvinculado del observador.
La cosa no es un objeto, una especie de obstáculo que tengo frente a mí, sino
un nudo de relaciones en que me siento y estoy implicado.
Esas relaciones,
afectos, intereses y símbolos que individuos, sociedad e historia proyectan,
convierten los meros objetos en cosas.
Las cosas no son solo cosas; llevan huellas humanas, son nuestra prolongación.
Como dice Lévi-Strauss, desde el momento en que surge el lenguaje el universo
se carga de significado.
Decía Husserl que los
objetos no existen autónomamente, por naturaleza, sino que son puntos nodales
de la densa red de coordenadas con que estructuramos el mundo.
Las cosas están como
investidas por los rayos de mi atención, que no sólo las ve con los ojos del
cuerpo, sino que las comprende, gracias al lenguaje, con los ojos de la mente. El
mundo, está al alcance de la mano como un mundo de valores, de bienes, un mundo
práctico, un mundo de cosas.
“Los límites de mi lenguaje, significan lo límites de mi mundo”( 5,6)
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