A
PROPOSITO DE CHARLIE
Según
cuentan los supervivientes de los Lager, (campos de exterminio), los presos no
se atrevían a acercarse a las alambradas
electrificadas por miedo a recibir un tiro de los guardianes.
Este
caso me viene al pelo, como se suele decir en lenguaje coloquial, para señalar el clamoroso silencio de
muchos filósofos a propósito de las
famosas viñetas, del asesinato de los periodistas, y de las recientes palabras
del pontífice supremo sobre “la respuesta natural”, “si insultan a mi mamá”.
La
prensa, sin embargo, sí recoge y comenta el comentario.
“Estamos hablando de si aceptamos o no que se
ejerza una violencia brutal para castigar a quien ofende y de si aconsejamos la
autocensura cuando esta violencia es posible” (D.Gistau en ABC16-1-15)
“El
Papa Bergoglio sospechó de la inteligencia de su auditorio y decidió explicar
los términos reales de su parábola: "Puse este ejemplo para decir que en
esto de la libertad de expresión hay límites, como con lo que dije de mi
mamá".
Si
en el terreno de las parábolas la mamá del Papa pudiera ser la Santa Madre
Iglesia prefiero no rebuscar el significado literal del parabólico puñetazo
porque retrasaría al catolicismo varios siglos y perdería esa evolución que
algunos –los más optimistas–demandan al islamismo.” (Javier Somalo, Libertad Digital)
Pienso
que es una oportunidad de oro para que los filósofos, definidores de lo que los
humanos deben hacer en nombre de la ética, (“¿qué debo hacer?”), opinen sobre
el tema, sin miedo a los límites de “lo políticamente correcto”. Es obvio que
las normas morales sociales, lo “políticamente correcto”, pueden ser objeto de
análisis, de crítica.
El problema teórico es, ya que “si nada está dado no es posible la
comparación”, ¿cómo sería posible el análisis crítico de las normas
sociales que constituyen el ser-en-el-mundo del hombre, es decir, el ser-en-una-cultura?
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