17.1.15

A PROPOSITO DE CHARLIE

Según cuentan los supervivientes de los Lager, (campos de exterminio), los presos no se atrevían  a acercarse a las alambradas electrificadas por miedo  a  recibir un tiro de los guardianes.

Este caso me viene al pelo, como se suele decir en lenguaje coloquial,  para señalar el clamoroso silencio de muchos  filósofos a propósito de las famosas viñetas, del asesinato de los periodistas, y de las recientes palabras del pontífice supremo sobre “la respuesta natural”, “si insultan a mi mamá”.
La prensa, sin embargo, sí recoge y comenta el comentario.

 “Estamos hablando de si aceptamos o no que se ejerza una violencia brutal para castigar a quien ofende y de si aconsejamos la autocensura cuando esta violencia es posible” (D.Gistau en ABC16-1-15)

“El Papa Bergoglio sospechó de la inteligencia de su auditorio y decidió explicar los términos reales de su parábola: "Puse este ejemplo para decir que en esto de la libertad de expresión hay límites, como con lo que dije de mi mamá".
Si en el terreno de las parábolas la mamá del Papa pudiera ser la Santa Madre Iglesia prefiero no rebuscar el significado literal del parabólico puñetazo porque retrasaría al catolicismo varios siglos y perdería esa evolución que algunos –los más optimistas–demandan al islamismo.” (Javier Somalo, Libertad Digital)

Pienso que es una oportunidad de oro para que los filósofos, definidores de lo que los humanos deben hacer en nombre de la ética, (“¿qué debo hacer?”), opinen sobre el tema, sin miedo a los límites de “lo políticamente correcto”. Es obvio que las normas morales sociales, lo “políticamente correcto”, pueden ser objeto de análisis, de crítica.


 El problema teórico es, ya que “si nada está dado no es posible la comparación”, ¿cómo sería posible el análisis crítico de las normas sociales que constituyen el ser-en-el-mundo del hombre,  es decir, el ser-en-una-cultura?

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